Tomado de:
Escrito por: Mikheltodd …
Esta mañana conversaba con mi papá sobre algunos problemas del país y llegamos a una pequeña idea sobre cómo podría funcionar un sistema de transporte público de taxis, que supere algunas de las dificultades que experimentan actualmente, sobre todo aquellas relacionadas con “competencia desleal” -argumento que sobresale desde el gremio de taxistas para considerar ilegal empresas como Uber-. No estoy a favor ni en contra de estas plataformas o modelos de transporte, simplemente me parece que son ineficientes por la forma en la que están organizadas nuestras ciudades, nuestra infraestructura y cuestiones culturales. Sin embargo, considero que las ideas, que a continuación presentaré, pueden aliviar algunos de los problemas que generan malestar en el usuario (costo, atención, seguridad, entre otros). Esta primera versión está sujeta a revisión y posterior modificación, la cual espero sea realizada en conjunto con personas que tengan mayor competencia en este ámbito, de quienes espero que participen en comunidades virtuales donde se pueda discutir con altura temas que conciernen a la mayoría, pero inevitablemente pocos tomarán acciones reales para cambiar. En esto último espero equivocarme rotundamente y que no solo este, sino otros problemas puedan ser tema de conversación entre amigos y familiares.
No entraré en detalles sobre el tipo de vehículos que deben ser utilizados por el servicio de transporte público en esta propuesta, ya que considero ese es un tema que debe tener su propia discusión (estoy inevitablemente a favor de vehículos de propulsión eléctrica u otra tecnología de baja emisión y alta eficiencia energética). Sin más motivación que compartir estas curiosas ideas y ver qué tanta crítica reciben, les presento una propuesta de modelo de transporte público en Colombia para el funcionamiento de los taxis.
Parte 1. El conductor.
El servicio de transporte público, así como cualquier otro oficio, debería ser considerado como una profesión. No cualquiera debería ser conductor de un vehículo de transporte público, aunque un conductor público puede venir de cualquier lugar (filosofía Ratatouille – sobre esto espero que la mayoría entienda la referencia. Si existe un término asociado, agradezco su colaboración e información. Actualmente, no lo conozco). Para que una persona ejerza una profesión debe formarse en el arte de esta. Es decir, no cualquiera que sepa conducir debe tener permitido, por norma, conducir un vehículo destinado al transporte público. Habrá quien diga, hasta este punto, que esto ya es así, pero quiero dar más detalles al respecto. No nos apresuremos.
Un conductor de vehículo de transporte público (en cualquiera de sus modalidades) debe contar con las siguientes características:
- Habilidad y destreza certificada en la conducción del vehículo específico que conducirá: Esta debe demostrarse no solo al momento de adquirir la licencia de conducción, sino también con exámenes periódicos de aptitud profesional (condiciones físicas necesarias para la labor, i.e. visión, reflejos, audición, entre otros).
- Formación y conocimiento de su oficio: historia, evolución, contexto, modalidades, tecnología, tendencias y normatividad. Este componente implica que debe capacitarse periódicamente (sobre las modalidades de capacitación se puede profundizar más adelante en función de las tecnologías disponibles). Dentro de su formación deben incluirse aspectos de atención en primeros auxilios, respuesta frente a accidentes de tránsito y solución básica de problemas técnico-mecánicos de vehículos.
- Atención al usuario: Este componente requiere que el conductor maneje un lenguaje cordial, una presentación personal impecable y asertividad en su comunicación con el usuario. Este factor también puede incluir manejo de un idioma extranjero (inglés, por lo menos) debido a la naturaleza turística de Colombia.
- Conocimiento del contexto. El conductor de servicio público de transporte debe ser un guía en cuanto a movilidad para el usuario y brindarle información actualizada sobre vías y actividades del lugar donde transita.
Si bien el mercado se encarga de afianzar algunos de estos componentes en las personas que pertenecen a los gremios, implementarlos como políticas garantizará que la competencia sea legítima y brindará mayor confianza a los usuarios en términos de seguridad. Quien se dedique a la prestación del servicio de transporte público tendrá un historial de calificación, capacitaciones y accidentes. La calificación de los conductores dependerá de los siguientes factores:
- Usuarios: a partir de su experiencia en la prestación del servicio.
- Dueños de Vehículos: a partir de su experiencia como supervisores del vehículo.
- Central: a partir de la operación en el sistema (cumplimiento de normas, accidentes e infracciones).
- Centros de Formación: a partir de evaluaciones de habilidades, destreza, conocimientos técnicos y demás.
Parte 2. Dinámica de Movilidad.
El número de vehículos que transita en un lugar debe depender de la fecha y momento del día. Una sobreoferta de vehículos circulando afecta la movilidad y tiene repercusiones ambientales indeseables, afectando en ambos casos la calidad de vida de las personas. El número de vehículos circulando en un momento del día debe ser monitoreado a través de una central encargada de supervisar que tanto los conductores como vehículos circulando sean los autorizados. A través de esta central se brinda información sobre las tarifas y tiempos de gracia de circulación libre. Para la operación de este sistema se deben destinar espacios “checkpoint” donde se permita la concentración de los vehículos de servicio de transporte público y que sirvan de referencia a los usuarios para acceder al servicio. Estos sitios deben ser estratégicos para el acceso a otro tipo de servicios y deben tener el menor impacto posible en la movilidad. Estos serán los puntos destinados para el estacionamiento de los vehículos en los momentos que necesiten los conductores para descansar. También serán supervisados por la central para informar a los conductores el número de cupos disponibles. El conductor debe reportar a la central si se dirige hacia un checkpoint para la reserva de su cupo.
Los tiempos de gracia son calculados en función de la distancia de un vehículo desde su ubicación actual hasta el checkpoint con cupos disponibles más cercano y de la congestión de las rutas en un momento del día. También tendrá un factor de reducción de acuerdo con el número de paradas del vehículo y distancia recorrida, de tal forma que se priorice la seguridad del conductor (estado anímico de riesgo por cansancio). Los tiempos de gracia se activan cada vez que se finalice un servicio y se reinician al tomar un nuevo servicio o estacionar en un checkpoint durante un tiempo de parqueo mínimo. Se podrá imponer un tiempo de gracia obligatorio si el conductor supera un tiempo mínimo seguro de movilidad sin haber estacionado en un checkpoint o las distancias recorridas superan las recomendadas. Un vehículo que se encuentre en tiempo de gracia obligatorio no podrá prestar servicio hasta no haber llegado a un checkpoint y permanecer en él durante un tiempo de reposición. Los vehículos deben contar con los medios para indicar al usuario sobre tal situación.
Los vehículos deben ser utilizados únicamente para la prestación del servicio público de transporte. La circulación de estos vehículos durante periodos que superen el tiempo de gracia asignado por la central acarreará sanciones que repercutirán en la remuneración del conductor y, si la conducta persiste, suspensión temporal de su oficio.
Parte 3. Tarifas.
La tarifa del servicio de transporte público debe ser informada al usuario antes de confirmar el inicio del servicio y debe mantenerse en este valor hasta finalizarlo.
La tarifa será dinámica y dependerá de los siguientes factores:
- Distancia estimada del recorrido.
- Duración estimada del recorrido.
- Número de vehículos disponibles en la zona del punto de partida.
- Calificación del conductor.
- Salida desde un checkpoint.
En ningún caso se podrá ofrecer una tarifa inferior a la sugerida por la central. En caso de no contar con un punto de destino con dirección específica, se debe tomar como referencia el checkpoint más cercano de la zona hacia la cual se dirige el usuario.
Parte 4. Tecnología.
Los vehículos deben contar con la tecnología para realizar las siguientes acciones:
- Comunicarse con la central y recibir información en tiempo real de tarifas, tiempos de gracia y ubicación de checkpoints con cupos.
- Visualizar mapa para ubicación en tiempo real.
- Mostrar información a los usuarios sobre los conductores.
- Recibir calificación de los usuarios – Indicar si el vehículo se encuentra en un servicio, si está disponible o en tiempo de gracia (hacia un checkpoint)- .
Parte 5. Requisitos de Operación.
Quienes sean propietarios de vehículos de transporte público deben pactar, con el conductor, un salario que incluya prestaciones sociales y la correspondiente asignación de sus turnos en periodos, mínimo, quincenales. Cuando el conductor sea dueño de su propio vehículo, este debe realizar sus propios aportes a seguridad social. Entre las partes, se podrán acordar bonificaciones en función del número de servicios realizados. También se establecerán las condiciones de operación del vehículo (limpieza, combustible, accesorios y daños) en el contrato . En todo caso, el dueño del vehículo debe registrar tanto el vehículo como al conductor en la central, donde se debe validar que el vehículo cuente con la documentación que certifique que se encuentra en condiciones para prestar el servicio de transporte público y que el conductor es apto para realizar su función (cuenta con la calificación mínima para realizar su oficio). Los cambios de conductor deben ser reportados a la central.
Conclusión
El modelo anteriormente presentado tiene como eje central al conductor y los requisitos que se le exigen están orientados a ofrecer una mejor atención al usuario de manera segura. Aunque no se ha entrado en detalle sobre la conformación de la central que coordina las funciones del sistema, se plantea como una oportunidad para que organizaciones privadas gestionen este servicio, siguiendo lineamientos establecidos por el Estado. En principio, esta función debe ser ejercida por el sector público dado el espíritu de garantizar la movilidad de las personas y mejorar su calidad de vida, pero no debería representar un mayor problema, más allá de un incremento en las tarifas como costo de la rentabilidad esperada de los particulares.
Se confía que la regulación del número de vehículos obedezca a la dinámica propia del mercado (oferta y demanda) y que las restricciones impuestas por la central propuesta permitan introducir un componente de eficiencia a partir del manejo de información sobre las necesidades de los usuarios (requerimientos del servicio) y disponibilidad de los prestadores del servicio.
Para una implementación práctica del modelo propuesto se recomienda su revisión para probar un sistema piloto en una locación representativa con las modificaciones y definiciones pertinentes.
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